Toda la naturaleza no es más que arte que desconoces, Toda casualidad, dirección que no puedes ver; Toda discordia, armonía incomprendida; Todo mal parcial, bien universal; Y, a pesar del orgullo, Y a pesar del despecho de la mente errada, Una verdad es clara, Lo que es, es como debe ser.

lunes, 21 de junio de 2010

Triste decadencia cultural y educativa...




Es increíble como nuestra generación no siente el mínimo deseo o interés de conocer... conocer de nosotros mismos, de nuestro pasado, de nuestro entorno y de hasta donde nos conducimos o llegaremos con nuestra forma de vida; como humanos en general. Es un poco triste confesar que posiblemente las generaciones anteriores tenían fuertes convicciones por las cuales luchar, y a veces luchar hasta con la propia vida y hoy son muy pocos los jóvenes que tienen claros los ideales que siguen y que confiádamente defenderían y lucharían. Y podría poner como ejemplo el aspecto político donde hoy es erróneamente mal mirado un jóven que se interesa por la política y alabado aquél que no tienen ninguna opinión al respecto...
Pero retomando el desinterés por conocer, aprender y aprehender nuestra cultura, puedo decir, como estudiante de Pedagogía en Historia y con todo el respeto posible, que el problema radica en la educación escolar y creo esto por el hecho de que ésta entrega muy poca o deficiente preparación intelectual. Y es cierto que al colegio se va a aprender... pero ¿Qué se aprende? Los colegios hoy sólo enseñan una memorización de conocimientos, un acúmulo de información que en la mayoría de los casos a los estudiantes les es imposible retener. Esta situación lleva a que los jóvenes no vean más allá del mundo que les presenta el colegio, y que no se interesen en conocer más allá. Creo que por esta situación que presenta la educación en nuestros tiempos, los jóvenes se ven afectados intelectualmente ya que carecen de necesidad de conocer el pasado, el presente y aún menos conocer el por venir. Es increíble que en los colegios no se fomente la importancia de entender nuestro pasado para sólo así entender nuestro presente y quizás de una forma ya más comprometida, predecir nuestro futuro, ese futuro que es motivo de preocupación para muchos. Los jóvenes hoy tienen dificultades para expresarse, para comprender, para razonar y todo parte por el desinterés. Es necesario motivar a nuestros jóvenes desde pequeños, y creo firmemente que esta motivación debe y parte claramente desde el hogar, desde la familia. Es que ¿Es posible que una familia que sólo ve el morandé con compañía pueda generar en sus hijos algún tipo de interés por los temas y aspectos relevantes de la actualidad? Me aterra la idea de que toda la responsabilidad recaiga en nuestros profesores, los cuales la "mayoría" trata de hacer el mejor trabajo posible con los estudiantes que lamentablemente ya vienen con una deficiente preparación y base desde la casa. Con esto no me contradigo ya que puedo finalizar reflexionando sobre la idea de que el día en que en los hogares haya una verdadera preocupación por el estado intelectual de los hijos y haya un verdadero interés en motivarles a conocer, indagar, comprender, reflexionar, opinar... sobre la vida misma (y todo lo que ella significa) Y cuando en los sistemas educativos haya un verdadero interés por crear en los alumnos un pensamiento crítico y una preparación óptima para que éstos lleguen con buena preparación a la educación superior, y aún más... puedan y sientan el interés de llegar a ésta, y hagan una profunda modificación en las formas y en los contenidos que se deben inmpartir... Cambiará la situación, la triste situación cultural e intelectual en la que se encuentra nuestra sociedad.

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